Esta vez el motivo de la tardanza en escribir esta entrada se ha debido a que me ha sido imposible hacerla. Os cuento lo que ha pasado en estas últimas semanas.
Como recordaréis, teníamos la eco en la clínica de repro para comprobar cuántos bebés teníamos y si todo estaba correcto.
Esa mañana íbamos nerviosos ya que nunca habíamos llegado a la eco de las 6 semanas con posibilidades. Tardaron unos 30´en pasarnos a la consulta y lo primero que dijo el gine era que pasara al potro. Allí pudimos ver a nuestro bebé. Se apreciaba perfectamente el saquito y el saco vitelino. Movió el ecógrafo y ahí pudimos ver a nuestro bebé latiendo. Era un puntito muy pequeñín blanco que tintineaba. Nos dijo que si hubiésemos ido un par de días antes no se hubiese apreciado, pero que todo estaba correcto para las 6+3 que tenía de embarazo. Me indicó que hiciéramos la siguiente eco en mi ciudad en dos semanas para escuchar el latido. Nos dio una serie de indicaciones en cuanto a la medicación y me recetaron Naussia para los vómitos. Me dijo que menos mal que sólo había un embrión porque con todos los síntomas que tenía, si hubiesen sido dos estaría peor.
Cuando nos subimos en el coche, tanto mi marido como yo coincidimos en que no estábamos seguros de que sólo hubiese uno, de hecho pensamos que en la siguiente eco nos darían el sorpresón de que estaban los dos.
Esa noche le dimos la noticia a mi madre y a mi hermana y al día siguiente se la daríamos a la familia de Veleta.
Esa mañana me levanté como siempre con el cuerpo regular. Desayuné y me tumbé en la cama para evitar vomitar. Al rato empecé a encontrarme mal, me dolía la zona del ano y lo achaqué a mis adherencias, así que traté de hacer caca para liberar presión y me dí cuenta de que el dolor era demasiado importante. Me tumbé en la cama para tratar de relajarme y conseguí que se me pasara pero al rato volvió muy fuerte. Era un dolor agudo y profundo, como si me estuviesen retorciendo el intestino. Al cabo de dos horas llamé a mi marido para que viniera del trabajo. Sólo era capaz de ponerme del lado derecho y cuando traté de tumbarme boca arriba me volvió un dolor enorme. En ese momento llegó Veleta y me vio llorar sin parar. Él quería que nos fuésemos a urgencias pero yo le dije que no porque si era el dolor de las adherencias se tenía que pasar.
Nos fuimos al salón y allí se me pasó un poquito así que me levanté para vestirme e irnos a su casa a darle la noticia a la familia, pero al ponerme las faldas me dí cuenta de que el dolor estaba volviendo y me tumbé de nuevo. Así estuvimos unas dos horas y noté algo de alivio. Le dije que me preparara algo de comer por si eran gases y así ayudaba a echarlos pero cuando me levanté de nuevo ya no podía ponerme recta. Ahí Veleta no lo pensó y me dijo que iba a llamar a una ambulancia pero yo le dije que no, que si luego resultaban ser gases me iba a morir de la vergüenza, y que yo podía andar hasta el coche. Y así lo hicimos.
Llegamos a urgencias y teníamos que bajar una cuesta y ahí ya fue cuando fui consciente de la gravedad de lo que me pasaba. Era incapaz de andar y estaba al borde del desmayo. Una cocinera salió para ayudarnos. Me sujetó mientras Veleta iba a por una silla de ruedas. Me metieron en urgencias y empecé a marearme mucho y traté de vomitar pero no podía, y empecé a decirle a mi marido que me iba a desmayar. Justo en ese momento no se lo pensó y me metió en la habitación de las enfermeras justo cuando estaba desmayada. Allí comenzaron a ponerme la vía, a tomarme la tensión (8-5), a medirme el azúcar (130) y la temperatura.
Les expliqué que estaba embarazada, que el día anterior habíamos visto al bebé y todo estaba correcto, que no había manchado y que tenía un dolor muy fuerte que no sabía si eran adherencias o qué.
Me pasaron a observación mientras me ponían medicación para el dolor y los vómitos. El dolor iba y venía, pero cuando venía lo hacía acompañado de un desmayo. Me dijeron que eran respuestas vasovagales al dolor. Cuando me daban los desmayos la tensión me bajaba y luego se estabilizaba. El médico habló con la gine de guardia y ella le preguntó si era un ectópico pero él le dijo que había embarazo viable, por lo que descartaron eso.
Cada cierto rato me daban los dolores fuertes y mi marido tenía que salir a llamar a las enfermeras para que me atendieran. Así estuvimos un par de horas, hasta que en un desmayo dejé de controlar esfínteres y me lo hice todo encima. En ese momento el doctor dio por hecho que sería una gastroenteritis porque no podía ser apendicitis ya que la analítica había salido bien. En ese momento los dolores del ano se me habían ido y ya sólo notaba mucho dolor en la zona del abdomen. El doctor me dijo que me ingresaban en la planta a la espera de que pasase la gine de guardia para verme. Le dije a Veleta que avisara a mi madre y le dijera que no se preocupara, que era una gastroenteritis.
Me subieron a planta y mi madre llegó enseguida y cuando me vio salió corriendo de la habitación pidiendo que viniera la doctora inmediatamente porque yo estaba fatal. Le dije a mi madre que no se asustara, que de vez en cuando me daban desmayos, pero que no pasaba nada y justo me dio uno en ese momento y entró la doctora por la puerta.
Gracias a Dios, esa doctora es una amiga mía, que en cuanto me vio se dio cuenta de que estaba a punto de morirme (palabras textuales suyas). La parte que viene ahora es durilla, os aviso.
Me tocó la barriga y me dijo que no le gustaba nada, que me bajaba a la UCI porque quería tenerme controlada. Me sacaron de nuevo sangre y me bajaron.
Al llegar a la UCI me pusieron mil aparatos para controlarme y se dieron cuenta de que estaba saturando oxígeno al 93%. Eso significa que algo no va bien, porque mi cuerpo no estaba recibiendo el suficiente oxígeno. Me pusieron mascarilla con oxígeno para respirar. En ese momento llegó la gine y el resultado de la analítica. Mi hemoglobina había bajado 5 puntos en cuestión de un par de horas, por lo que había indicios de sangrado interno. Empezaron a movilizarse un montón de personas alrededor mía. Había entrado en shock y comenzaron a localizar al cirujano y al anestesista.
Mi amiga me dijo que me iban a poner una vía en la femoral porque necesitaban meterme sangre directa y medicación. Le pedí que me pusiera anestesia mientras ella se preparaba para abrime la femoral allí mismo. A todo esto la gine me hizo dos ecografías vaginales y dos abdominales. En la vaginal ella quería ver si había un ectópico y yo le dije que no podía ser porque no tenía trompas. Así que no sabían de quién era responsabilidad, si del cirujano o de la ginecóloga. En ese momento, la gine vio algo en la eco abdominal y empezó a gritar: es mío, es mío!!!
Había visto unas masas en la zona del abdomen, eran coágulos de sangre.
Justo ahí empecé a dejar de respirar, sentía un dolor inmenso en mi zona izquierda, el aire no me entraba porque desde el hombro hasta la cintura sólo sentía dolor. Mi tensión cayó a 4-2 y mis pulsaciones a 20 por minuto. Yo perdí el conocimiento varias veces mientras trataban de reanimarme a base de moverme y darme en la cara para que mantuviese la conciencia. El hematólogo consiguió sangre compatible con la mía y me la pusieron junto con una medicación y volví a respirar mejor, así que me llevaron directamente a quirófano. Mi amiga me decía:
Hay que operar, no te preocupes porque a las embarazadas se les puede operar.
Yo le dije que sin mí no había bebé, que operasen.
Me llevaron por un pasillo en el que estaban mi madre, mi marido y mi hermana y les pude decir que no se preocuparan, que estaba todo controlado. Me metieron en quirófano y en un minuto me anestesiaron.
Me desperté en la UCI mientras alguien me llamaba por mi nombre, pero no conseguía verla bien porque lo veía todo borroso. La gine se acercó y me dijo que me habían operado de un EMBARAZO HETEROTÓPICO. Ésto es:
Un embarazo en el que hay dos embriones: uno intrauterino (alojado en el útero) y otro extrauterino (fuera del útero). En mi caso, tenía al bebé que habíamos visto en la eco y tenía otro saquito que se había alojado en el cuerno derecho del útero. Al no tener trompas se quedó justo en esa esquinita de mi útero.
Lo que me ocurrió es que esa zona está muy irrigada pues pasa por ahí una arteria. El saquito fue creciendo y rasgando esa zona del útero al tiempo que se iban formando coágulos. Los dolores que había estado teniendo se debían a contracciones del útero para tratar de expulsar a ese embrión. Ese día, estando en la UCI, el útero se rompió y fue cuando perdí el conocimiento y se rompieron los coágulos y comenzó el sangrado interno.
Me dijeron que me habían transfundido 4 bolsas de sangre y 1 de plaquetas. Como consiguieron estabilizarme en la UCI, cuando llegué al quirófano comenzaron a hacerme una laparoscopia para buscar el motivo del sangrado, al tiempo que limpiaban la sangre. Ahí vieron que el cuerno del útero se había roto y tuvieron que hacerme una cesárea para poder limpiar bien y cortar esa zona del útero. También me quitaron una adherencia que vieron pero que no era importante.
Estuve 3 días en la UCI y antes de subirme a planta me volvieron a poner 2 bolsas más de sangre porque seguía con una anemia bestial. Al cabo de dos días en planta me hicieron una eco para comprobar si el bebé que tenía bien implantado seguía latiendo o no. Pero no pudo ser, mi bebé se había parado, no pudo soportar todo lo que me ocurrió a mí. Ya nos habían avisado porque la pérdida de sangre que tuve fue muy grave y no suelen superar eso los bebés ni tampoco la hipotensión, pero siempre te queda la esperanza.
De todos modos, cuando me operaron, la gine le dijo a mi familia que si el bebé sobrevivía corríamos un riesgo muy grande, porque al tener el útero cosido, en el momento en el que el útero creciese y tuviese alguna contracción, el útero podía romperse y que quizás no me salvase. La gine dijo que dentro de un tiempo (no sé si un año o algo más) podríamos volver a intentarlo poniéndome sólo un embrión y controlándolo todo desde el principio.
Estuve 5 días ingresada en planta y cuando me dieron el alta me dijeron que en cuanto sangrase o tuviese dolor me fuese a urgencias.
A los 3 días de estar en casa comencé a notar los mismos dolores de la otra vez, con una intensidad mucho menor y sin síntomas de sangrado, ni interno ni externo, pero la gine me dijo que tenía que quedarme ingresada porque estaba teniendo contracciones para expulsar al bebé y no podíamos arriesgarnos a que se rompiera el útero.
Al tercer día de ingreso comencé con unos dolores fortísimos, que no se iban con los calmantes normales, probaron con otro de rescate y nada y después de estar casi 5 horas con dolores decidieron pincharme una medicación derivada de la morfina que me provocó un viaje malísimo…
Me bajaron a hacerme una eco y comprobar si había dilatado lo suficiente para meterme en quirófano y hacerme el legrado pero la gine me dijo que no, que así no podíamos entrar, así que me dieron las famosas pastillas cytotec para comenzar a dilatar. Me dijeron que me pusiera dos a las 14:ooh y que comenzaría a manchar. Que si a las 19:00h no lo había hecho, que me pusiera otras dos y que sobre las 22:00 ya estaría lista para entrar a quirófano.
¿Y qué pasó?
Pues que dejé de notar contracciones, ni dolor ni nada, pasaron las horas y yo no notaba nada. La gine me llamó a las 22:00 y me dijo que no pasaba nada, que ella estaba en su casa esperando a que la llamaran, que si había que hacerlo a las 4 de la mañana se hacía.
Pero nada, pasé toda la noche sólo con alguna molestia de regla y algún pinchazo, pero sin dolor.
A las 8:30 vino la gine, me hizo un tacto y me dijo que ya estaba lista, que me bajaban a quirófano inmediatamente porque no me podían seguir teniendo así porque corríamos riesgo de fastidiar el útero. Nos dijo que el legrado lo iban a hacer por aspiración porque no podían raspar ya que podíamos perforar el útero y perderlo del todo.
A las 9:30 ya estaba en quirófano preparada. Todo fue muy rápido, resulta que al final si había dilatado y pudieron entrar con un aparatillo muy fino y todo salió perfecto.
En total he estado 12 días ingresada y llevo 3 días en casa recuperándome de todo.
Hace poco tenía claro que este iba a ser mi último post en este blog, pero a día de hoy no estoy segura de qué hacer. Tengo un cacao enorme, porque tenía clarísimo que no içibamos a intentarlo nunca más, pero el deseo de ser mamá es tan grande que me hace tener mil ideas. Lo que sé es que voy a dejar de entrar durante mucho tiempo. No sé si cambiaré el blog de temática y pasará a hablar de la adopción o de la gestación subrogada, ahora mismo tenemos la cabeza descolocada.
Yo me encuentro con una mezcla de sentimientos: por un lado me siento feliz de haber salvado mi vida, pero por otro tengo tantísima pena por mis bebés… Es un dolor tan profundo…
Pero ya sabéis cómo soy y esta prueba me ha servido para darme cuenta de que soy muy fuerte, en todos los aspectos. Mi cuerpo ha estado al 100%, se ha portado genial, ha sabido responder en cada momento, y mi cabeza ha estado impecable. En ningún momento he estado nerviosa, ni asustada y eso me ha ayudado a asimilar todo de otra manera.
Voy a necesitar mucho tiempo para superar todo. Tengo una anemia de caballo todavía, a pesar de todas las transfusiones. Tened en cuenta que perdí más de la mitad de la sangre de mi cuerpo, así que me queda un mes por delante para curarme de la anemia. Las cicatrices externas ya se han curado, pero los puntos internos los tengo aún muy sensibles. Y luego está la parte psicológica, tanto por lo que supone la pérdida de dos bebés en dos momentos diferentes, como por el shock que supone una operación así.
Mi familia lo ha pasado y lo está pasando fatal. Los médicos no sabían si iba a poder salir de la operación y están muy asustados con cada dolorcillo que me da y eso también necesita un tiempo de cura.
Me voy a tomar el tiempo suficiente de baja, sin prisas, hasta que mi cuerpo y mente estén preparados.
Os pido que me perdonéis si no entro a responder a vuestros comentarios, lo iré haciendo poco a poco. Y también perdonad si dejo de entrar en vuestros blogs, me cuesta mucho retomar lo que hacía mientras tenía a mis bebés conmigo.
No sé si algunas de las personas que se encargaron de mi operación llegarán algún día a leer esto, pero si lo hacen sólo puedo agradecerles infinitamente su trabajo. He tenido la grandísima suerte de estar rodeada de unos profesionales increíbles que, al mismo tiempo, son personas maravillosas. Me han salvado la vida y eso me ha hecho replantearme muchas cosas. Les estaré enormemente agradecida toda la vida.
Os mando un beso enorme a todas, gracias por acompañarme durante todo este tiempo. Espero poder volver algún día con noticias.
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